El Folklore de Castilla-La Mancha: los Montes de Toledo.
El Rabel.
Los instrumentos musicales que nos ofrece el folclore de
Castilla-La Mancha son muy variados. El folclore en todas las provincias están
relacionadas con escenas del campo o la vida familiar. Son danzas típicas la
jota castellana, el fandango castellano o las seguidillas, también conocidas
como castellanas o “manchegadas”.
Los instrumentos típicos tradicionales son muy similares a
los empleados en otras comunidades españolas.
Hoy hablaremos de un instrumento, hoy casi desaparecido en el
folclore castellano-manchego: el rabel.
Las primeras
noticias que tenemos de este instrumento data del s.X en la zona de Asia.
En España aparece en ilustraciones, grabados y escritos de la
Edad Media ( s.XII-XIII) de las Cantigas
de Alfonso X el Sabio o en la portada central de la fachada sur de la Catedral
de León donde aparece una talla de un Rey Músico con rabel. Debemos de tener en
cuenta que este instrumento es de ascendencia morisca.
El rabel tuvo su evolución en dos vertientes:
Una vertiente como instrumento noble utilizado por las trovadores (s.XII ) que pertenecían a la más
alta nobleza. Interpretaban poesías y romances sobre temas amorosos.
Por otro lado, una vertiente popular, a través de los
juglares, trotamundos que recorrían los pueblos y aldeas donde se ganaban la
vida entreteniendo a la gente del pueblo a cambio de dinero o comida.
El término rabel desciende de la palabra árabe “rebec”
y su definición tradicional es “ instrumento pastoril de cuerda frotada con
arco que se utilizaba como acompañamiento de distintos romances y coplas”.
Este instrumento se puede tañer de dos formas diferentes: una
vertical,
para lo cual debemos estar sentados ( León ), y otra horizontal y al brazo,
modo utilizado en la zona de Cantabria y , sobre todo, en la Comarca de Toledo.
Aquí el rabel es de un tamaño más pequeño.
Su principal material de fabricación es la madera. Suele
llevar una, dos o tres cuerdas dependiendo de la cantidad de notas que queramos
sacar. La tapa, dependiendo de la zona geográfica, es de material diverso:
piel, hojalata, madera.
Sus cuerdas solían ser de tripas de animales aunque existen
también otras metálicas que dan mejor sonido y son más fáciles de afinar.
El arco está formado por una vara curva en la que se insertan
crines de caballo. Actualmente las crines son sustituidas por nylon muy fino
que una vez enresinado hace muy buena frotación.
El tamaño es variable dependiendo de la zona geográfica al
igual que sus formas.
En su evolución podemos encontrar rabeles de calabaza, caña,
cuerno o de vejiga, muy tradicional, que se confeccionaba en época de matanza.
El rabel llamado “zurronero” era un pequeño rabel que
los pastores llevaban en sus zurrones para entretenerse en las largas jornadas
que pasaban con sus rebaños. Su tapa solía ser de hojalata.
Otro rabel es el de madreña más popular en algunas comarcas
francesas que se conoce como “sabot”.
Es un instrumento que pasa por un momento crítico pues son
pocas las provincias que lo mantienen. Destacan: Cantabria, Palencia, León (
zona de montaña ), Zamora, Toledo, La Rioja y Asturias.
El interés por su conservación ha llevado a crear Escuelas
Musicales de Rabel con el fin de que este instrumento resurja y no desaparezca.
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Rabel Medieval. |
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