LA MATANZA
La matanza ha sido uno
de los recursos de abastecimiento de los más importantes de la historia. En
todos los pueblos de toda España se practicaba esta actividad como un recurso
alimentario para todo el año.
Los cerdos eran criados
en las casas desde principios de años hasta finales, que es cuando se realizaba
el sacrificio y la elaboración de los embutidos característicos de cada zona.
En cada población del
territorio español la matanza se desempeñaba de manera diferente, se realizaban
embutidos distintos y la manera de conservar y curar dichos embutidos difería
en cada región.
En el aderezo de las
masas de los embutidos variaban las especias empleadas dependiendo de la zona
donde nos encontráramos, nosotros nos vamos a centrar en la zona en la que se
sitúa Noez. Aquí era típico la utilización de ajos, orégano, sal, pimienta,
pimentón y vino, todos estos ingredientes de la zona.
La matanza estaba comprendida de
tres días de duro y exhaustivo trabajo, en los cuales se reunía toda la
familia, desde las personas más mayores y expertas, hasta los más jóvenes, los
niños.
Para la realización de
dicha actividad se requerían los servicios de personas expertas como serian el
matarife y la mondonguera. El matarife o matachín era el encargado del sacrifico del
cerdo, su posterior eviscerado y limpieza, y finalmente su despiezado. La
mondonguera por el contrario se encargaba de actividades tales como, la
recogida de la sangre para la realización de las morcillas, el aderezo de las
masas de embutido y el hinchido de todas las piezas.
El primer día de esta fiesta empezaba el día antes del
sacrificio del animal. En este día se pelaban, picaban y cocían las cebollas y
la calabaza. De esta actividades se solían encargar las mujeres de la familia y
se realizaban al lado de una buena chimenea. Una vez todo bien picado se
introducía en sacos de arpillera la cebolla por un lado y la calabaza por otro,
y se cocían hasta que estos ingredientes estuvieran tiernos en amplias calderas
a fuego vivo. Después se sacaban del agua de cocción y se dejaban escurrir
hasta el día siguiente, con peso para que perdieran la mayor cantidad de
humedad posible.
El segundo día, se realizaba el sacrificio del cerdo. Esta
práctica la llevaban a cabo los hombres. El matarife provisto de un gancho cogía al cerdo por la
papada, para después subirle con ayuda del resto de hombres a la mesa de
sacrificio donde se ataba mientras se sujetaba y se le realizaba una incisión
certera con un cuchillo para su desangrado y muerte. En este punto la
mondonguera iba recogiendo la sangre y moviéndola a vez para evitar que se
coagulara.
Se pasaba así a la
limpieza del cerdo, el cual se introducía en una artesa donde se rociaba con
agua hirviendo y posteriormente se rascaba y afeitaba con navajas de barbero.
Una vez bien limpio se evisceraba y se colgaba cabeza abajo dejándose así hasta
el día siguiente. Mientras tanto las mujeres desarmaban y limpiaban las tripas,
trabajo no muy agradable, pero necesario, ya que es en esas tripas donde luego
se conservarían los embutidos. De estos interiores del cerdo se extraían la
asadura (corazón, pulmones, hígado y lengua), mantecas y riñones, y las tripas
(intestino delgado, intestino grueso y estomago). Cada una de estas partes
tenían un hueco a la hora de realizar recetas o embutidos, bien es conocido el
refrán “del cerdo se aprovechan hasta los andares”.
Se continuaba en este punto
a la realización de la masa de las morcillas, que consistía en picar las
mantecas del cerdo las cuales se mezclaban con la cebolla bien escurrida cocida
el día antes y se les añadía la sangre liquida y un gran número de especia (ajos
asados, cominos, orégano, pimienta negra molida, pimentón, clavo, cilantro,
anís, sal). Este aderezo le realizaba la mondonguera y tras probarlo y dar el
visto bueno, se pasaba a hinchir la masa en las tripas más gordas de las que se
disponían, para posteriormente cocerlas en las calderas. No debían de llenarse
mucho de masa las tripas ya que al cocerlas aumentaban su volumen y podían
reventarse. Se sacaban, escurrían colgadas de cañas y se dejaban orear.
El tercer día era el de mayor trabajo, se comenzaba con el
despiece del cerdo por parte del matarife, éste se encargaba de ir sacando las
diferentes piezas, comenzando por los solomillos, el espinazo, los lomos, los
costillares, las pancetas, papadas, los jamones y las paletillas. Se deshuesaban todas
las piezas que estaban provistas de éste y se retiraba la corteza, las cuales
se consumían fritas con sal. Se troceaban las carnes y se picaban con la
máquina de picar e hinchir. Una vez picada toda la carne la mondonguera iba
separando dichas carnes picadas y aderezándolas
para cada tipo de embutido. Las más magras para los salchichones, después las
que contenían más grasa para los chorizos y por último se picaban las partes
menos nobles junto con parte se la asadura para realizar las morcillas de año.
Cada una de ellas con un
aderezo diferente:
Los
salchichones comprendían
un aderezo con pimienta negra molida, pimienta negra en grano, sal y coñac.
Los chorizos se aderezaban con ajos crudos pelados y
picados, pimienta negra molida, orégano, sal, pimentón y vino blanco.
Las
morcillas de año se le añadían además de las carnes picada, la
calabaza cocida y escurrida, un poco de sangre y especias tales como ajos,
pimentón, sal, pimienta negra molida,…
Todas estas masas una
vez aderezadas se dejaban reposar tapadas, con manteles u otro tipo de trapos
similares en artesas o barreños de barro, durante unos minutos u horas hasta
que se procedía a su hinchido, rellenado de las tripas para realizar los
embutidos. Este proceso se realizaba con la máquina de hinchir, se introducía
la tripa en un embudo que la maquina tenía en un extremo, y se llenaba lo más
apretado posible, se ataban con hilo y se pinchaban para que saliera el aire
que pudiera contener y se colgaban en las cámaras para su curado.
Como métodos de conservación del resto de
las partes del cerdo que no se habían utilizado para la realización de los
embutidos anteriores podemos encontrar:
Curado de jamones y paletas
En muchas casas era muy
típico curar los jamones y las paletas, para ello una vez despiezado el cerdo
era preciso pesar cada jamón y cada paleta, y por cada kilogramo de peso se
mantenía un día cubierto de sal, a la vez que se le ponía un peso encima para
ayudar a extraer la mayor cantidad de humedad posible. Una vez este proceso
finalizaba se colgaban los jamones y paletas en las cámaras y se les untaba una
mezcla de manteca y pimentón, dejando secar por un periodo de meses e incluso años.
Adobos
Se realizaba el adobo de
piezas como el lomo, el espinazo y las costillas. El adobo de realizaba con
agua, sal, pimienta, laurel, pimentón, ajos,… la carne se mantenía sumergida
por un periodo de tres a cuatro días en barreños de barro y después se colgaba
para que escurriera y posteriormente se freía y se conservaba en las orzas de barro.
Salazones
La salazón consistía en
cubrir las piezas a salar en abundante cantidad de sal común donde se mantenían
cubiertas de ésta todo el año en lugares frescos y con oscuridad. Las piezas a
salar eran las patas, orejas, espinazos, papada y el tocino.
Orzas
El método de
conservación en orzas, recipientes de barro con gran capacidad, consistía en
freír en abundante aceite o grasa de cerdo piezas como el lomo, las costillas e
incluso los chorizos ya curados, y después se introducían en las orzas de barro
y se cubrían con el aceite de la fritura, con este método la carne se mantenía
en perfecto estado hasta que se quisiera consumir.
La matanza hoy en día queda en la memoria de muchas personas de todos los pueblos, debido a que cada vez son menos las familias que realizan esta actividad. Es importante mantener las tradiciones y los legados de nuestros antecesores, por lo que hemos creído conveniente haceros un relato acerca de esta magnífica tradición.
muy completo....Gracias <3
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ResponderEliminarInteresante aporte, una tradición que se está perdiendo, pero que ha permitido sobrevivir a muchas generaciones.
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